Hoy es
posible sumergirse en el sueño, en las mentes de los recién nacidos y en el
pensamiento de los pacientes vengativos, porque tenemos herramientas que nos
permiten observar trazas del pensamiento. Pero toda esta tecnología es inútil para
indagar en otro espacio misterioso del ser humano, la conciencia de nuestros antecesores.
Sabemos con certeza que su cerebro era casi idéntico al nuestro. Pero en
nuestra prehistoria no había libros, radio, televisión ni ciudades. La vida era
mucho mas corta, y la vida estaba puesta en la caza y en asuntos mas vitales
del presente.
Extraído de el libro:
“La vida secreta de la mente ” de Mariano Sigman.
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